Mandrágora y otros excitantes antiguos

Mi esposo tenía muy bajo su contaje. Lloramos juntos, pero terminé dándole un abrazo y diciéndole: Mi amor, no fumamos, no tomamos, ahorremos dinero todo el año y lo que ya no vamos a gastar en los hijos lo haremos viajando. Nos hemos puesto nuestras botas de viajeros por cuarenta países.